viernes, 18 de marzo de 2011

Líbrame de la ira (18 de Marzo)

Tengo un amigo cuyas tarjetas de anotaciones tienen impreso un cuadro de El pensador, la famosa escultura de Rodín, que muestra a un hombre reflexionando profundamente. Debajo de la foto, aparece esta inscripción: «La vida no es justa».
En verdad, no lo es, y cualquier teoría que insista con que esta vida es justa demuestra ser ilusoria y engañosa.
No obstante, a pesar de las abrumadoras injusticias de la vida, David, en el Salmo 37, ora para no vengarse y, en su lugar, descansar en el Señor y esperar con paciencia hasta que Él traiga justicia a esta tierra en el momento oportuno (v. 7). «Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra» (v. 9).
Nuestra ira tiende a ser vengativa y punitiva; sin embargo, la de Dios carece de todo interés personal y es apaciguada por la misericordia. La ira puede ser incluso una muestra de Su amor incesante, que llegue a producir arrepentimiento y fe en nuestros opositores. Por lo tanto, no debemos vengarnos por nuestra cuenta, «… porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. […]. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal» (Romanos 12:19, 21).
Esto debe comenzar en el corazón, la fuente de donde fluyen todas las cuestiones de la vida. Quiera Dios que dejemos el enojo, que abandonemos la ira y que esperemos pacientemente en el Señor.