Sin embargo, aquellos franelógrafos de la antigua escuela no son las herramientas didácticas y gráficas más antiguas. Desde hace mucho, Dios tiene una especie de «franelógrafo» propio, y se llama creación. El Señor utiliza la maravilla de la creación para instruirnos y para manifestar Su poder.
En el Salmo 19:1, David escribió: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos». En la creación, Dios se reveló con tanta claridad, que Pablo declaró: «… las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles…». Los que poseen el testimonio de la creación «no tienen excusa» (Romanos 1:20). ¿Por qué? En el franelógrafo de la creación de Dios, vemos el orden divino y Su diseño. «¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!» (Salmo 8:1).